viernes, 31 de agosto de 2012

la familia de estos tiempos


Uno de los grandes errores de las familias de estos tiempos es que no se sabe quien cría a sus hijos si ellos o sus abuelos, este fenómeno causado debido a la falta de cultura en los jóvenes padre o debido a los problemas económicos de ellos causa como efecto el desvió de los niños hacia una infancia rebelde y póstuma mente una vida adulta incomprensible y similar a la de sus padres:
Cuando Martha una joven de 19 años sale de su universidad, todos las noches de los días de semana va a ella, y llega a su casa encuentra todos los juguetes de su hijo de 4 años regados por toda la sala, resignada empieza a recogerlos y enojada los pone en un rincón de la casa “mañana antes de ir a trabajar los pondré en su lugar” dijo, al pasar la puerta que divide el porche con la sala la escena es mas decepcionante, su hijo esta despierto a esa hora aun (como las 9 PM) y esta siendo chineado por su abuela tratándolo de calmar ya que no dejaba de llorar, enojada la abuela le pegunta por que llega tarde y le dice que lo duerma, pero el niño no quiere irse con su mama ni mucho menos dormir si no que quiere pasar el tiempo con los videos juegos, la mama le pego en la pierna para obligarlo a dormir “que haces bruta, venís tarde y todavía le pegas al chavalo” dijo la abuela la cual después le da permiso al niño para que juegue esta joven tendrá que renunciar otra noche para a criar a su hijo.
Esta anécdota se repite una y otra vez a lo largo y ancho de esta sociedad enferma, no se quien será mas bruta si la mama de Martha al no comprender el esfuerzo que hace su hija, o Martha por andar teniendo hijos a temprana edad sin estar preparada para ello.
La solución de estos fenómenos es la protección a la hora del sexo o la prohibición para que los menores 21 años no tengan hijos, presumiendo que esto sea así las generaciones venideras serán mejores que las de hoy  y de no serlo seguirán creciendo personas débiles, insuficientes para una nueva sociedad y por si fuera poco nos veríamos obligados a retroceder en la evolución de nuestra propias raíces. 

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