I.
El neohumano
Hace tiempo tuve el placer de asesinar a dios,
tuve el placer de tantear en lo obscuro,
mucho tiempo atrás tuve el placer de ser feliz,
hace unos instantes tuve el encanto de creer que este escrito sería muy distinto a otros,
pero,
no,
todo es muy parecido,
todo va atado a todo y ya me harte de sonreír y dar la espalda porque en realidad esa es la cobardía,
esta vez será distinto mis ojos correrán con mi rostro y mis pies andarán hacia donde yo quiera,
los hombros no se encogerán y ni el cuello y ni mis articulaciones se flexionaran para suplicar,
que se jodan todos,
no ha nacido nadie nuevo pero ha surgido el hombre viejo,
que con orgullo cambiaba su historia según sus instintos,
la revolución de la evolución será propia de este salto;
mas solo será el efecto de su caída.
Los hijos del hombre serán los mismos hijos de dios,
los hijos de alguien son de otros,
nos quieren quitar la sangre y se la quieren llevar al cielo,
pero, después del salto nosotros buscaremos a nuestra sangre
y solo ella será nuestra el resto se remolcara a la existencia de su condición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario