LA
MARIHUANA DE MI LUZ
Pocas veces me enamoro,
muchas veces observo con obsesión
y solo una vez fui un idiota,
en estos tiempos los hombres ya no deberían esconder lo que son,
en estas épocas nadie debería huir y restregarse el cuerpo con arena para arrancarse la piel de su asco.
Los miedos de la ascensión a casa deberían olvidarse ya que estos colonos son más propensos a violar el clítoris de las perras,
ahí es donde entran los borrachos y se divierten con el pan de otros.
En ciertas ocasiones he podido ver a esos dedos rosando el labio
y es ahí cuando salgo de la lámpara para esconderme en la luz,
mi vida,
mi todo,
no soy nada con vos y sin vos;
por eso no te quiero pegado a mi espina.
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